Primera cosecha desde Asturias

Me llamo María, vivo en Gijón con Enrique, mi marido, y ambos somos médicos jubilados.

Yo tengo una leucemia crónica desde hace 6 años y cuido mucho mi alimentación, además de tomar suplementos. Cuando conocimos la Espirulina pensamos que sería una gran ayuda para nosotros. No sólo podría mejorar mi salud sino que evitaría que necesitase tomar ese montón de complementos. Nos informamos de las grandes ventajas de la Espirulina fresca respecto a la seca, y …¡sorpresa! descubrimos que era posible cultivarla en casa. Enrique asistió a un taller online de la Red/Xarxa Espirulina donde le enseñaron las cosas básicas y nos proporcionaron un manual y un kit para comenzar el cultivo.


La experiencia ha sido una aventura emocionante. El día 4 de mayo recibimos 4 litros de Espirulina y a partir de ahí fuimos alimentándola y cuidándola con el objetivo de llegar a 150 litros, que era la cantidad que nos cabía en 6 contenedores de plástico (vivimos junto al mar, en una casa adosada con un pequeño jardín, y en el mismo hay una zona acristalada para protegernos del viento del norte, con una repisa donde caben justo los 6 recipientes).
Ha sido una gozada ver cómo se reproducía la Espirulina en estas semanas. Estremecía pensar que ella era nuestra abuela más ancestral, el origen de la vida en este planeta y de nuestras células actuales, y ahora la estábamos cuidando para ser nuestro alimento. Así que lo hacíamos con mimo, respeto y agradecimiento.
El 15 de junio, a las 6 semanas, el espirulímetro nos dio la señal de que podíamos hacer ya nuestra primera cosecha, y decidimos grabar un vídeo del proceso, que compartimos aquí.

Enrique y María comparten el momento de su primera cosecha


Esta es nuestra pequeña contribución como señal de gratitud al grupo de la Red.
Estamos felices de ser cultivadores de Espirulina para autoconsumo. Siempre quisimos tener una huerta pero nuestro jardín es sumamente pequeño y no se podía plantar nada, aparte de un puñado de frambuesas. En cambio, ahora tenemos un cultivo que nutricionalmente vale más que docenas de kilos de tomates y lechugas, y ocupa un espacio pequeñísimo.
¡¡Somos afortunados!!

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